En las manos de Dios

miércoles, 11 de julio de 2012


Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
- Lucas 23.46 (RVR)
Una de las lecciones que le enseñamos a nuestros pequeños es a tomar la mano de alguna persona adulta cuando cruzan la calle, para su protección. Pero mis nietos adolescentes todavía toman la mano de su abuela como muestra de afecto. Toman las manos de sus novias como señal de amor. A través de la vida, nos confiamos en las manos de otras personas al experimentar cuidado y amor.
En el sentido espiritual, se nos invita a ponernos en las manos de Dios, nuestro protector, así como Jesús lo hizo en la cruz. No sabemos lo que nos espera en el futuro. Nuestras vidas pueden tomar rumbos imprevistos. Podemos hundirnos en temor y duda. Necesitamos a alguien que nos sostenga en esos momentos.

Estemos comenzando nuestra vida o a punto de terminarla, debemos confiar en que Dios nos guía y nos protege. Damos gracias por las manos amorosas que nos sostienen. Pero las mejores manos son las de Dios. Esas manos que nos formaron, nos sostienen en fiel y firme amor.

Autor

Sra. Sandi Marr (Ontario, Canadá)

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